Desde el primer acorde de Formidable Cool, seguido por la irresistible Delicious Things, quedó claro que aquello no iba a ser una simple actuación. El grupo salió con paso firme y seguro, sin aspavientos, liderado por una Ellie Roswell que impuso respeto con su sola presencia. La banda arrancó el show con temas que transportaron a los asistentes al universo sonoro de Blue Weekend (2021), con joyas como How Can I Make It OK?, Safe From Heartbreak (If You Never Fall in Love) y Play the Greatest Hits.
Fue entonces cuando Ellie se dirigió al público en un español sorprendentemente claro: “Hola Madrid, ¿cómo estáis?”, desatando una ovación masiva. El Teatro Barceló, completamente lleno, respondió con entusiasmo, especialmente un público diverso donde la comunidad LGTBIQ+ estaba presente y activa, cantando, saltando y entregándose por completo en temas como Bros y la furiosa Yuk Foo. En esta última, Roswell levantó su ya característico megáfono, un gesto que no necesita traducción: liderazgo escénico en estado puro.
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Una noche en la que Teatro Barceló se transformó en un espacio íntimo y casi teatral, ideal para el enfoque actual de la banda, que coquetea con lo vintage y lo performativo. Así se sintió el debut de The Sofa, un tema inédito que probablemente formará parte de su próximo disco The Clearing (Sony Music, agosto 2025). También hubo espacio para Bloom Baby Bloom, el primer adelanto del nuevo álbum.
Wolf Alice se movió con naturalidad entre estilos y emociones, de la suavidad envolvente de Silk al impacto inmediato de himnos como Smile, Lipstick On The Glass y la épica Last Man On Earth. El cierre, sin embargo, fue doble: primero con Moaning Lisa Smile, un golpe emocional cargado de electricidad, y después, tras un breve regreso, con una de las piezas más queridas de su repertorio, Don’t Delete The Kisses. Una despedida perfecta que podría haber salido de la banda sonora de una película indie como Submarine o Las ventajas de ser un marginado.
Foto: Sergio Morales (Binaural.es)